
El continente Americano lo componen 35 países, la mayoría de habla hispana otras poblaciones también hablan el Inglés, Francés, Portugués y algunas lenguas nativas de los pueblos originarios o nativos, como el caso de Nicaragua donde también se habla el: Miskitu, Mayagna (Sumo), El Creole y una lengua “casi” extinta, El Xiu Sutiaba, también en Venezuela se habla se conserva el: Arawak y el Sape; así cada uno de los países que componen América tiene sus propias raises culturales, costumbres, tradiciones pero también, su forma de vivir la fe desde sus diferentes religiones.
En cada uno de estos países, la Iglesia Católica ha hecho un esfuerzo enorme por evangelizar a cada uno de sus habitantes, por llevar el mensaje PAN DE VIDA ETERNA que Cristo mismo ha encomendado, no todo el peregrinar de la Iglesia Universal se ha enfocado en predicar, sino que también, en conocer, en vivir, proclamar y defender la fe, tanto que en reiteradas ocasiones, ha hecho la Iglesia misma quien ha tenido que enfrentar grandes desafíos en diferentes contextos sociales, culturales, políticos, demográficos… entre otros aspectos que se tornan más comunes cada día, la iglesia no ha abandonado su misión descrita por el Santo Padre, sucesor de Pedro en la tierra.

«Para que sean mis testigos» – La llamada de todos los cristianos a dar testimonio de Cristo.
“Este es el punto central, el corazón de la enseñanza de Jesús a los discípulos en vista de su misión en el mundo. Todos los discípulos serán testigos de Jesús gracias al Espíritu Santo que recibirán: serán constituidos tales por gracia. Dondequiera que vayan, allí donde estén. Como Cristo es el primer enviado, es decir misionero del Padre (cf. Jn 20,21) y, en cuanto tal, su “testigo fiel” (cf. Ap 1,5), del mismo modo cada cristiano está llamado a ser misionero y testigo de Cristo. Y la Iglesia, comunidad de los discípulos de Cristo, no tiene otra misión si no la de evangelizar el mundo dando testimonio de Cristo. La identidad de la Iglesia es evangelizar”.
Y es que, la jornada mundial de las misiones no es solo de Roma, sede central del catolicismo, si no que también, se extienden a todo el mundo, por eso desde Roma y de cada rincón donde se práctica la fe católica, busca expandir ese mensaje, busca la conversión del individuo y la iglesia misma, a pesar de lo está enfrenta.
América, continente que por muchos años ha conservador una idiosincrasia muy propia, irregular desde la política y de los intereses de aquellos que buscan la riqueza a costa del desprotegido, del marginado, inclusive del desaparecido y secuestrado es, este continente que no doblega en la lucha por salir adelante, poniendo de relieve las constantes persecuciones religiosas como lo afirma el Papa Francisco en su mensaje por la Jornada Mundial de las Misiones.
“A causa de las persecuciones religiosas y situaciones de guerra y violencia, muchos cristianos se han visto obligados a huir de su tierra hacia otros países. Estamos agradecidos con estos hermanos y hermanas que no se cierran en el sufrimiento, sino que dan testimonio de Cristo y del amor de Dios en los países que los acogen. A esto los exhortaba San Pablo VI considerando «la responsabilidad que recae sobre los emigrantes en los países que los reciben» (Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 21). Experimentamos, en efecto, cada vez más, cómo la presencia de fieles de diversas nacionalidades enriquece el rostro de las parroquias y las hace más universales, más católicas. En consecuencia, la atención pastoral de los migrantes es una actividad misionera que no hay que descuidar, que también podrá ayudar a los fieles locales a redescubrir la alegría de la fe cristiana que han recibido”.

Este mismo contexto lo enfrentan los otros continentes, con la diferencia que la Iglesia Católica de América, es la mas numerosa de todo el mundo, el 60% de esta población está aquí, en América, de ese 60% el 88% lo contempla América central, según un el Portal Misionero alrededor de 479,700,000 personas, son católicas.
Estas misma poblaciones en conjunto con la Iglesia Católica de América y sus guías espirituales, son los que viven momentos de dolor ante la desolación y el olvido, la falta de protección hacia la humanidad y lo natural, ha sumergido aún más en la pobreza y entre esas tanta dificultades, la repuesta concreta siempre ha sido la protección por parte de la iglesia, la evangelización y el enriquecimiento de saberes en principios y valores católicos.
América, especialmente Latinoamérica soporta una crisis socio – económica muy grave, caracterizada por: deuda externa, la pobreza, desempleo, desnutrición, mortalidad, falta de medicinas, mendicidad, delincuencia, migración…, es decir, la mayoría del pueblo vive en situaciones de miseria y exclusión. La brecha entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco es cada vez más pronunciada.
Nuestra misión debe ser, ante todo, una misión de pobres para pobres en la comunión y en la reciprocidad entre las Iglesias de América Latina y el Caribe y de los Continentes Asiático y Africano, testimoniando y anunciando los valores del Evangelio, y con ellos aprendiendo fraternalmente. América vive momentos de ardor misionero, y quiere responder con gestos concretos a la confianza depositada en el “Continente de la Esperanza Misionera”, pues, somos el 43% de los católicos del mundo. Somos, entonces, la esperanza de la Iglesia en el tercer Milenio.
Oremos por las misiones de nuestra AMERICA
Por los misioneros de AMÉRICA
OREMOS POR NUESTRA IGLESIA DE HOY Y DEL MAÑANA