
Con las fiestas de Cristo Rey del universo, la iglesia católica finaliza un año y comienza un nuevo ciclo, el ciclo A, con ello la preparación para un nuevo año litúrgico empiezan, desde el domingo más próximo a las fiestas de San Andrés, exactamente el domingo 27 de noviembre, preparación que finaliza el 3 de diciembre, dando inicio a un nuevo año litúrgico.
Ayer en la homilía celebrada por Fray Oscar Granados, Párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en ocasión de la solemnidad de Cristo Rey del universo, dijo que este es un tiempo de espera y por lo tanto, debemos acércanos al Señor.
“Una fiesta bisagra, podrimos decir, que nos está preparando al nuevo tiempo litúrgico del adviento” continuo, “la primera lectura nos habla de una espera” puso de ejemplo el tiempo que tuvo que esperar el Rey David para ser consagrado Rey, en ese sentido el párroco dijo: “no se apresuró, él confiaba en el Señor, el primer mensaje que nos da, es la constancia y confiar en el Señor, para ser constante ante la presencia de Dios, hermanas y hermanos, hemos de ser humildes” afirmo.
En esta misma línea una preparación intensa y acompañada, es lo que se ha venido dando en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen en la formación de nuevos monaguillos que se consagraron para el servicio del Señor durante la solemnidad de Cristo Rey del universo, y fue durante la homilía que el Párroco destaco el papel importante que deben desempeñar los padres en la formación de sus hijos para que crezcan con valores y principio católicos.
Llamo a no olvidarnos de la cruz que cargamos como bautizados, fieles seguidores del Señor, afirmo que la Cruz es la entrega por los demás y ayudarle a acercarse al Señor: “Por eso hermanas y hermanos, nunca nos olvidemos de llevar nuestra cruz y llevémosla siempre con orgullo, ¡la cruz es la entrega por los demás!, ¡es mostrarle a los demás la felicidad de seguir a Jesús!, ¡en que conozcan a Jesús!, expuso que no hay felicidad más grande de un evangelizador, de un consagrado que otra persona encuentre a Dios en su vida”, el mensaje dado no es únicamente para los consagrados, si no que es un llamado a todo el que es bautizado, porque es allí donde empieza la vida consagrada a Dios.
Continúo diciendo que el reino de Dios y el que Dios nos ofrece es un reino de servicio y no de dominio, refirió que los niños a consagrarse como monaguillos eso es lo que están aprendiendo desde temprana edad: “Estos niños están aprendiendo a servir, a trabajar por el reino, porque soy reyes también, pero no un rey de dominio, si no un rey de servicio” remarcando que la obediencia al Señor es algo que también están aprendiendo haciendo las cosas una y otra vez hasta que lo hacen bien, enfatizo. Pero, solo destaco el rol que deben jugar los padres y familiares de los que aspiran a servirle a Dios, sino que, remarco la inocencia como un don dado por Dios, en ese sentido insto a la sociedad a no destruirla, en palabras concretas dijo “un niño nunca guarda rencor, la inocencia es grande y la inocencia de un niño, nunca nosotros hemos de machacarla, la inocencia de un niño es grande, es valiosa”. Al finalizar, se dio la renovación de votos de consagración de monaguillos y la consagración de los nuevos monaguillos que se unen para el servicio al señor.